sábado, 31 de diciembre de 2011

Todo


Con tanto vaticinio de fin del mundo, es difícil pensar en otra cosa relacionada con el 12. Pero, no nos olvidemos que cuando dieron las 12, Cenicienta volvió a ser ella misma y el amor la encontró igual. Que tenemos 12 meses para transitar, algunas veces despacito, otras más rápido... Algunos días van a ser soleados y otros no. Vamos a tener alegrías y tristezas, claro. No te va a pasar todo lo maravilloso que deseás que te pase. Pero, si estás atento, a lo mejor empezás a ver formas y colores nuevos, a descubrir lugares que no conocías, personas que no registrabas o que de repente aparecen en tu vida y te hacen sentir feliz.

Yo me llevo de este año todo eso. Todo. Lo lindo, lo feo, lo alegre, lo triste. Y, ¿sabés qué? Espero que el 2012 sea igual, con todos los matices que tenga que tener. Claro que deseo para vos y para mi que haya buena salud, que amemos y que nos amen, que trabajemos y que nos guste aquello a lo que nos dedicamos. Pero, pongamos lo que haga falta de nuestra parte, ¿no? (Estoy pensando en voz alta, como casi siempre).

12: pasas de uva cuando cambia el año, mediodía, docena de medialunas calentitas, signos del zodíaco, meses, apóstoles... ¿Se te ocurre algo más?

¡Feliz Año Nuevo!

lunes, 26 de diciembre de 2011

El alma es como el corazón de dulce de leche del bombón helado


Cuando me da tos es porque se me desacomodó el alma. Un poquito. Y no necesariamente es malo desacomodarse, ¿eh? Porque si no, no pasa nada. Entrás en el estado meseta: todo igual, "todo liso"... Toser es incómodo, el alma, no. El alma es... Uy, me metí en un lío. El alma es como el corazón de dulce de leche del bombón helado. Porque, para mi, eso no es corazón: es alma. Pero podríamos discutir mucho rato al respecto, y tal vez no llegaríamos a un acuerdo. ¿Te parece una discusión trivial? Quizás sea la más importante de tu vida... Estoy exagerando: es la tos.

Se te traba la lengua. A mi también. Y el alma, a veces. Y el cerebro, ¡ni te cuento! Espantoso el calambre de cerebro. Porque cuando se te acalambran los gemelos, te parás, elongás... Pero elongar el cerebro es una tarea de años... Hasta de siglos... De reencarnación en reencarnación... Podés pegarte la cabeza contra el piso: no resulta.

Estoy divagando. Ya sé. Tengo derecho: el miércoles cumplo años. Y todavía no me fijé qué es el 45 en la quiniela (...) ¡ES EL VINO! Brindaremos nomás. Desde que me acuerdo, mi cumpleaños es un evento en medio de eventos: que llega Papá Noel, que cambia el año, que hacete el balance, que cuáles son tus proyectos para la próxima etapa... ¡Uh! ¿Sos del 28? ¡Ja! ¡Qué joda para tus viejos! ¡Que la inocencia te valga!
...

Y la inocencia, me vale.

lunes, 7 de noviembre de 2011

"Te ponemos el mute"


Bricolásh de pensamientos. Patchwork de sentimientos. Feliz. No feliz. Amor y no. Y más bricolásh, y tomates y humor negro para condimentar. Ironía: gran salida y a esquivar. O a esquiar con calor... Y claro, no hay nieve. Harta del ruido, de los ruidos, de mis ruidos. Amo el silencio. En silencio los colores son mejores, los sabores se disfrutan y el sol sabe brillar. Mi sol sabe brillar. En silencio.

Me aburre mucho estar triste. ¿Y a vos? ¿Qué te pasa con eso? ¿Sentís? ¿Esquivás? ¿Esquiás? A mi el frío sólo me gusta para dormir. Esquiando soy un desastre. Esquivando... ¿Quién no sabe esquivar? (...).

Tuve que interrumpir. Me fui a la ventana de la cocina a pedir favores. Los chabones están en la esquina, como casi siempre, y no paran de gritar. Y yo: "Che, ¿me bajan el volumen, por favor, que mañana se madruga acá?". Y Chabón 1 responde: "Perdón: te ponemos el mute". Caigo tarde y contesto: "¿Cómo?". Y Chabón 2 dice: "Hacemos silencio". Fin. "Te ponemos el mute". Genial. Ge-nial. Y pusieron el mute, nomás.

Ya me siento mejor. Hay silencio. Hablando la gente se entiende. Y los tomates crecen, el tender zapatea al ritmo del viento y Sofía Gala no sé qué dice en la tele. Porque está en mute.

Este es mi mundo y a veces soy feliz. ¿Te acordás de Julieta Magaña? Ella era feliz siempre...

domingo, 23 de octubre de 2011

Como en el aire


Sí que tiene sentido. Vas para abajo, rebotás, subís. Meseta. Para arriba otra vez. ¿Y quién dijo que estar quieto es mejor? A veces sí, a veces no. Vos sabrás. Yo sabré. O aprenderemos. ¿Hay algo mejor que desconocer? En fin, no sé. Nunca sé. No quiero saber. Prefiero descubrir. Como con el tomate que planté: primero verde, ahora verde y amarillo, ¡y espero que llegue el rojo! Y en las hojitas el aroma de lo que vendrá. Como en el aire. Como en la primavera.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Hualfin y Centenera



Se me escurrió. Es que el tapón no tapa bien. Pero bueno, que fluya. El agua es transparente hasta que tiene sarro. Mi cabeza, lo mismo. Y en mi vida, en la vida, en nuestra vida ¿quién no tiene un poco de opacidad? San Transparente no existe. Santa Claridad, tampoco.

Volver a hamacarme, como cuando era chiquita y mi papá me llevaba al parque. Calesita de Tatín, hamaca, y mis hermanos con la lanchita Pof-Pof en los enormes piletones del Parque Chacabuco. No había autopista todavía, y el jacarandá –que años después dibujé– no estaba "del otro lado".

Reposo del alma, del corazón, de la mente. Jacarandás en las retinas, siempre. Porque en el barrio donde nací –Hualfin y Centenera– los jacarandás eran el color de la primavera cuando llegaba. Y ahora que está llegando, me voy a ir a caminar por allí para recordar mi infancia, mi parque, y la mano fuerte de mi papá que me llevaba segura, protegida, por las veredas que bordeaban las calles de adoquines. Él caminaba rápido, y yo casi que volaba para seguirle el tranco. Y los jacarandás se reían con nosotros.

Fui tan feliz durante mi infancia. Por eso siempre tengo cerca alguna foto que me recuerda mi niñez. No soy tan diferente ahora. Pero extraño la mano fuerte que me dé seguridad. Y el tranco largo que me haga volar por las calles de mi barrio.

viernes, 19 de agosto de 2011

Si Confessore quiere...


Pienso que si dejo de escribir no sirve, Es que el frío me atrofia los dedos. A veces, también me atrofia el humor. Y en este momento siento que lentamente me voy deslizando en un culo-patín desde una montaña nevada hacia el sol. De a poquito la nieve desaparece y vuelve el calor. Calor de sol, calor de abrazo.

Nadar es una de mis mejores maneras de escucharme. Silencio intermitente al ritmo de las brazadas. Respiración. Mente enfocada y a la vez liberada. ¿A quién le importa? ¡A mi! Mis ojos perdieron foco, mi cabeza enfoca mejor. Envejecer es redistribuir las energías. Nada se pierde, todo se transforma.

¿Pecho o crol? Pecho es vista al frente, crol hacia un lado y hacia abajo... Y un poco al frente, porque si no te chocás con la pared. Llegás, pero lastimado. ¿Y cómo hacés para nadar espalda? A mi me desorienta mirar para arriba. Debe ser que mi Capricornio no me deja... Tanta tierra hay por aquí. Debería aprender a mirar hacia arriba. Sí. Definitivamente. ¡A nadar espalda!

Nunca fui una buena deportista. Mis hermanos, por el contrario, siempre han sido perseverantes y eficientes en ese aspecto. Una vez, cuando era chica, corrí una carrera de natación de no federados. Como solo yo –dentro de ese grupo– nadaba mariposa (con patada de pecho), fui la única participante. Me paré en el borde de la pileta y cuando sonó el ¡priiip!, me lancé al agua. Seguramente me dí un panzazo, porque recién aprendía a tirarme de cabeza. Nadé con mi mejor estilo "mariposa-con-patas-de-rana" y cuando terminé me aplaudieron, subí al primer lugar del podio y me dieron una medalla. Esa fue mi primera (y única) experiencia en lo que respecta a competencias deportivas. Ahora que lo escribo comprendo por qué nunca volví a interesarme en esas actividades: fue muy fácil y algo injusto recibir una medalla en esa oportunidad. Saturno no perdona.

Dibujar sí que era un placer para mi. Y, claro, de alguna manera eso se transformó en mi profesión. Recuerdo disfrutar mucho del olor de las acuarelas, del color de las pinturitas. Dibujaba al dentista, que me daba (y me da) miedo. Dibujaba aparatos que inventaba. Dibujaba y dibujaba...

Hoy la sal se me humedeció un poco.
Y bué... Mañana saldrá el sol, si Confessore quiere...

domingo, 24 de julio de 2011

El alíscafo humano



Ni sí, ni no, ni blanco, ni negro.

Claro que sé jugar a ese juego. A veces pierdo, a veces gano. Como todos. ¿Vos jugaste alguna vez? Seguro que... seguro.

Pasá esto a la vida: a la tuya, a la mía, a la que quieras. Estaría bueno aplicarlo, ¿eh? Estoy en desacuerdo con la idea de que éso es mediocridad. Tal vez eso es el famoso "dejá que fluya". Como cuando hacés la plancha, te relajás... te relajás... te relajás y te olvidás de que estás flotando: ¡ahora estás volando!

Durante mucho tiempo soñé (sueño de vez en cuando) que volaba. Pero nada de Superman: mi técnica es muy poco llamativa. Consiste en sostenerse de los respaldos de dos sillas colocadas a los lados del cuerpo elevándose unos centímetros del suelo mediante la fuerza de los brazos (¿la cazaste?). Una vez lograda esta sencilla maniobra, me suelto y salgo volando. Una especie de alíscafo humano. Maravilloso.

Y cuando cocino juego a Doña Petrona: relato las recetas y muestro el plato terminado. Nada de Narda Lepes: Do-ña-Pe-tro-na. Y a veces, con Juanita.

¿Viste que se puede? Ni sí, ni no, ni blanco, ni negro. Dejá que fluya.

viernes, 22 de julio de 2011

Mesa 2


Es que a veces no tengo alternativa. Porque si hablo conmigo y me contesto, voy cambiando constantemente las preguntas y las respuestas. En cambio si escribo, acá queda. Claro, lo puedo modificar cuando quiera... Pero en este espacio el copy-paste solo vale para optimizar la redacción.

No me gusta hacer trampa, mucho menos a mi misma. ¿Qué sentido tendría ganar si sabés que te estás mintiendo? La mentira tiene patas cortas y yo tengo patas largas. No somos compatibles, no nos sentimos bien juntas.

En mi camino habitual a la fábrica, los martes y jueves tempranito, cada cuadra es una pieza de rompecabezas. Cuando miro la numeración de Avenida de La Plata y faltan 18 cuadras, siento que va a ser un día un poco chato. Si solo observo los números al final de mi caminata es que habrá buen material. Nunca me enganché con el ommm, la meditación con velas y Sai Baba. Pero medito. Cuando camino. O cuando voy a nadar. Sólo eso impulsa mi pequeñísimo, casi imperceptible costado deportista.

Cantar es otra cosa. Es difícil de explicar. ¿Otra meditación? Qué sé yo: no tengo la más pálida idea. Y –en verdad– es muy lindo si el que te escucha disfruta. Pero si no, es muy lindo también.

Te estoy decepcionando. Es que no escribo para vos hoy: escribo para mi. Ni sé si lo voy a publicar, lo tengo que releer antes. Te prometo que en otro momento vuelvo a lo popular. A lo mejor.

Muy buenas noches,
Hasta mañana,
Este perrito se va a la cucha,
Y los niños a la cama.

Sí. Sale con fritas. Mesa 2.

domingo, 17 de julio de 2011

Blues



Escribir sin pensar. Pensar sin razonar. Razonar sin... sal.

Sazonar antes de cocinar. Cocinar sin hervir. Hervir sin... sed.

Sedienta en medio de la noche. Siempre hay un vaso de agua en mi mesa de luz. Un vaso transparente. A veces es azul. Me gustan los colores transparentes, sobre todo el azul. Pero sólo el azul transparente. O el azul cielo. O el azul del sur.

Nunca consumí drogas.

Mi vecina de arriba se durmió. Menos mal, porque es el único momento en el que se saca los zapatos y dejo de escuchar su toc-toc. Estoy pensando seriamente en regalarle unas chinelas. Se está perdiendo el placer de usarlas y yo estoy perdiendo el placer del silencio sobre mi cabeza.

Un poco gris. Un poco frío. Esta vez no hubo Michael Jackson que alcanzara...

(Y la tipa se despertó... ¿Le subo las chancletas ahora?)

viernes, 24 de junio de 2011

Italia con Miami y Dios


Quiero que sea verano, que haga calor y estar en la playa tomando mate. Si hay medialunas, mejor. Si no, no importa. Ir con la mirada desde mi ombligo al horizonte y de vuelta al ombligo. Tal vez me distraiga con algo más. Pasa un avioncito con un cartel flotante que dice: "Beldent" y pienso: "Esto existe desde que hacía topless en Mar del Plata, a los 4..."


Soy feliz en el verano, sobre todo si estoy en la playa, o en la sierra, o en el balcón de mi casa. Tengo un malvón y un jazmín, una pizca de naturaleza en medio de esta esquina urbana de Almagro / Caballito (los vecinos dicen Caballito, pero el mapa dice Almagro). También se ven cúpulas, y palmeras, y cielo: una mezcla de Italia con Miami y Dios. Buena descripción para Buenos Aires, ¿no?


Pero volviendo a mi habitual alegría estival, ¿será que aterricé en diciembre? ¿Será que –según cuenta mi mamá– me fabricaron en Mar del Plata? Fin de semana romántico en el departamento del tío Bebe, una especie de Isidoro Cañones que luego fue mi padrino. Se hacía llamar "doctor" y tenía una maestría en timba... Un personaje.


Soy feliz en general, a decir verdad. Y cuando me siento infeliz, trato de que me dure poco. Para eso, existe la alegría instantánea: Michael Jackson, por ejemplo. Lo primero que compré cuando alquilé este departamento, a fines del año pasado y después de una temporada difícil fue "Thriller". Probá: no hay forma de evitar bailar con ese disco.


¿Querés mi receta de alegría instantánea? Anotá:


Michael Jackson
Queso rallado
Caminar o nadar
Chocolate para taza
Jugar con niños
Jamiroquai
Juntarse con amigos
Un buen show en vivo
...
...
Etc., etc., etc.


Quiero que sea verano, que haga calor y estar en la playa tomando mate...

domingo, 19 de junio de 2011

Arrivederci


Y pasan las horas, los días, los años. Rutina, no rutina. Cielo, sol, lluvia, frío, calor. Amor, desamor. Sueño, insomnio, hambre o no. Vida, en fin. Muerte. Yo te extraño, pero sé que es parte de la vida que te hayas ido y que no te olvide. Que te llore, que me ría al recordarte. Todo, todo, todo esto vale la pena. Eso aprendí. Eso me enseñaste. Y a cantar. Y a disfrazarme para –de alguna manera– decirle al dolor que no me hunde. Nunca. Yo sé nadar bastante bien. Y no me burlo de la tristeza. Sólo la atravieso recurriendo al humor, al amor, a la música. Y la alegría, llega. Cantando, bailando, escribiendo o caminando.

Te quiero, papá. De mi corazón nunca te vas, ni te irás.

¡Arrivederci!

lunes, 30 de mayo de 2011

Una chica Palmer


 –"Parecés una chica Palmer"– me dijo. ¡Puf! Creo que fue el clímax de mi autoestima. Guardo ese piropo como el más halagüeño que he recibido en toda mi vida. Recordarán a Robert Palmer, ¿no? Y si no, gugléenlo: sus videos ochentosos estaban llenos de esas chicas especiales, largas, coloreadas en flúo. Tal vez fue en esa época que adopté el rodete como mi peinado oficial. Claro, también escuchábamos a Duran Duran pero, aunque la música me gustaba mucho, Simon Lebon no me inspiraba... En cambio Robert... ¡Ay, los Roberts! ¡De Niro: otro! Redford, no: muy rubio, muy bonito. No, no... ¿Será por eso que un Roberto fue mi analista durante seis años? Me ayudó mucho, pero no desde el glamour, claro... Para mi ir a terapia era como subir al escenario, desnuda y sin depilar, y con un solo espectador. Y encima, ¡sin verle la cara! Definitivamente opuesto al glamour de Robert Palmer. Tal vez la "o" al final de Roberto es la que cambia la cosa... Porque, decime: ¿se te ocurre algún "Roberto" sexy? Habrá, seguro... Pappo tenía lo suyo. Claro que nadie lo llamaba "Roberto"... Y cuando empezó a pintarse el pelo perdió un poco de sex-appeal... ¿Y Sandro? Ése sí que era el Dios del Sexo Nacional. ¿Vos viste sus fotos de joven? Pero, fijate: ¡nadie lo recuerda como "Roberto"! Lo fui a ver al Gran Rex hace muchos años: ya estaba grande, panzón, canoso. Sin embargo nunca vi a un artista en el escenario que provocara semejante efecto en sus fans. Viejas, jovenes, chetas, de barrio, TODAS estaban embelesadas con él. Sandro lograba lo que cada vez se percibe más difícil en esta sociedad: que todas fueran iguales, que todas fueran sus "nenas" enamoradas perdidamente, unidas en un orgasmo colectivo. Y confieso que yo, que fui a acompañar a una amiga y sin ninguna expectativa, caí bajo su hechizo durante un par de horas.

"Tengo,
un mundo de sensaciones,
un mundo de vibraciones,
que te quiero regalaaarrrrr..."

Gracias, Robertos.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Negro (dedicado a mi primo Alejo)





negro: (Del lat. niger, nigri). 1. adj. Se dice del aspecto de un cuerpo cuya superficie no refleja ninguna radiación visible.


¡Minga! Habrá que ver de qué "negro" estamos hablando, ¿no? Interesante esto de buscar las palabras en el diccionario. Porque según la Real Academia Española tienen un significado que muchas veces no coincide con la imagen que se nos proyecta en la cabeza cuando las pensamos. A mi "negro", así, sin contexto, me suena a alguien querido. También existe la lamentable "acepción" de "negro de m..." tan espantosamente utilizada. Y peor cuando se acota: "negro de cabeza, no de piel...". ¡Ayyyyy!


Un rubio noviete que tuve decía que el racismo existe porque los blancos envidian a los negros. Yo coincido. Muchas veces son los mejores cantantes, los mejores deportistas, los que tienen mejores físicos, y –las que saben– dicen que los mejores amantes. Y sí: más de un ario se habrá sentido amenazado. E inventaron eso de que la belleza pasa por ser rubio-de-ojos-celestes... La belleza es algo tan amplio, ¿no? Tan relativo... Y con una gran cara y un gran cuerpo conteniendo un corazón maloliente... mmm... Yo, paso...


Pero saltando a otra rama (como suelo hacer), qué lindo sería un mundo sin racismo, sin xenofobia, sin antisemitas. Un mundo sin soberbios, bah. Sin unos creyéndose superiores a los otros. Yo creo que ésa es la base de todos los problemas de este planeta.


En fin, Negro. Gracias por el impulso. Es como si estuviera en una hamaca que a veces se queda quieta y vos venís y ¡zuuum, arriba Mariana!


No se me ocurre nada para cerrar esta entrada. Nunca fui buena para tirarme de la hamaca en movimiento. Hasta la próxima.

martes, 26 de abril de 2011

Chacareras en el cielo de un dios hippie


La vez pasada le decía a un amigo: "Ninguna lira... Mi papá debe haber agarrado la criolla y estará tocando chacareras en el más allá". O cantando tangos. O las dos cosas. No pude haber heredado algo mejor. De ninguna manera. Él se emocionaba cuando escuchaba una buena voz. Una "voz celestial", como la de Pavarotti. Y bueno: espero que ahora las disfrute en vivo y en directo.

El cielo. Cuando era chica creía en un señor (Dios) con barba y pelo largo, pero no tan "zurdo". Una especie de abuelito bueno y algo hippie. Cuando fui creciendo, cambié de parecer. Y si bien ya no creo en "el abuelito", siento que hay una energía que persiste cuando te vas de este mundo. Y el amor tiene que ver con eso. Ese amor que tanto deseamos sentir, que anhelamos e idealizamos y que pareciera que nada tiene que ver con la muerte. Tal vez el "más allá" sea el más allá del ego. Y eso es el amor, ¿no?

El ego. ¡El ego! Qué laburito, amigos, reconocerlo en uno y calmar a la fiera... Es que si el ego fuera un animal, para mi sería un felino. Uno bien feroz, rebelde y caprichoso: un leopardo por ejemplo. Pero que, al primer mimo acertado se transformaría en el gatito más simpático y mimoso. Un leogato en todo caso.

Me fui un poco por las ramas. O por el ego. O hasta el cielo.

Ya vuelvo.

viernes, 8 de abril de 2011

Pollo al spiedo


No sé por qué me dan ganas de escibir mientras estoy cocinando... Como si existiera una relación entre el hambre de comer y el hambre de escribir. Y se me ocurren temas muy diferentes entre sí. Recién –mientras cortaba unos zucchinis– pensaba en que todos queremos más o menos lo mismo... Y nos quejamos de las mismas cosas y, básicamente, del desamor. Mujeres y hombres, casadas, solteros, divorciadas, viudos (voy cambiando femenino / masculino para abarcar a todos)... Todos queremos que nos quieran y, a la vez, ¡tenemos un miedo! Y me parece que esto de las redes sociales, los e-mails, el chat, en lugar de unir, separa. ¡Qué querés que te diga! Porque los vínculos muchas veces quedan ahí, en el ciberespacio, en la etapa virtual. Ya no nos escuchamos las voces siquiera: podés evaluar si el otro es fotogénico, cuáles dice que son sus gustos, si es hincha de River o de Boca, a qué se dedica, pero no hay más sentidos que la vista y el tacto (por el contacto de las yemas de los dedos con el teclado, nada más...). ¿Y el oído, el gusto, el olfato?

En esto de los vínculos entre hombres y mujeres yo extraño las voces, los silencios, las risas verdaderas, más allá de un "jajaja" que muy probablemente no sea audible. La adrenalina de encontrarse sin saber bien de qué se trata... Pero hablo del primer impacto, ¿eh? Porque si ya está todo tan cocinado, se pierde un poco de espontaneidad. Qué se yo, me pasa lo mismo con el tablero, la paralela y el pincel: los bocetos se preparaban a fuego lento, despacito. Los ibas diseñando a medida que los producías. Funcionabas a otra velocidad: el auténtico Movimiento Slow ¡que ahora es una "ten-den-cia"!...

En fin. Debe ser por eso que me gusta tanto el pollo al spiedo.

Hasta la próxima.

domingo, 3 de abril de 2011

¡Ayquécursi...!


¿Qué haría sin vos? Me hacés reír, me hacés llorar y me hacés sentir las mejores cosas de mi vida. Mis amores te incluyen, mis fracasos también. Te tengo, te heredé. Te conozco desde que me acuerdo. Me mecías cuando era un bebé, me seguís acunando. Me llegaste, me llegás, me llegarás hasta la muerte y, ¿sabés?, creo que después también. Y muchas veces necesito no escucharte, porque el contraste me hace descubrir lo importante que sos para mi. Como sol-luna, salado-dulce, feliz-triste. Con vos paso fácilmente de la locura a la lucidez, o viceversa. ¡Y te tengo, te tengo, te tengoooo! Sos mía, sos de todos lo que quieren (o pueden) sentirte. Tengo la suerte de ser una de esos todos. Me hacés sentir que vale la pena vivir. Es una frase hecha, cursi... ¡Ya sé! ¿Y qué? Soy millonaria por poder disfrutarte. ¡Gracias, música!

martes, 29 de marzo de 2011

Cartón pintado, impulso y fantasía


"Cartón pintado, impulso y fantasía". Gran frase de una de mis más queridas amigas, que de ahora en más llamaremos... mmmm... ehhhh... ¡Bona! Sí, Bona (ya descubrirás quién sos). Y, ¿qué significa? Bueno, fijate qué significa para vos. Para mi son las ganas que quedan en ganas, la actitud histérica, el ego. Dos por tres me encuentro en medio de una situación que automáticamente pone esta frase en mi subtitulado mental. Y ahora, mientras escribo, ese subtitulado me gana y me dice: ¡este blog podría ser justamente eso! Lo bueno, es que en este caso, si lo abandonara no perjudicaría a nadie ¿no? No, definitivamente.

...

¡CIF! C de cartón pintado, I de impulso, F de fantasía. "Efecto CIF". Registrado, lo voy a usar.

Estoy desconcentrada. Puse agua a hervir para comer unos fideítos. Integrales. Con sésamo, un chorro de aceite y muuuuucho, mucho queso. Para mi el queso rallado es como la soda: no pueden faltar en mi heladera. Sin él sería "sosa", a secas. Creo que más que "Sosa Con Sal" soy "Sosa Con Queso"... ¿Moscato, pizza y fainá? Naaaa... "Queso con queso y queso". Pero duro, ¿eh? Provolone, reggianito, sardo... Volá de acá si traes mantecoso. Ese "babosa" sirve solo para fundir.

En fin. Pasé del cartón al queso. Es una característica que me pinta entera. Como al cartón. Yo paso del cartón al queso. Así de simple. Así de queso. ¡Qué hambre! No, ¡vos no! Yo. Tengo hambre. Ocho minutos y me como los fideos.

domingo, 20 de marzo de 2011

Mi amigo el sifón


Francamente, no pensé que me iba a llevar tanto tiempo configurar un blog. Y menos un domingo a la tarde. Todavía me aparecen unas liñitas* rojas, características de corrección de ortografía que no sé cómo sacar, y me molestan... ¿Obsesiva yo? Un poco. Bastante. Pero ahí tienen algo de sal para aderezar un apellido insulso que llevo con orgullo, aclaremos...

Observo que mi autoestima está en un nivel aceptable. Estoy escribiendo para unos hipotéticos "ustedes" que aún no existen ni sé si existirán. Esto de la popularidad cibernética es una especie de desafío, ¿no? Bueno. Seguramente mi mamá me va a leer. Y yo también, a veces.

Pero, por lo pronto, no me ocupa demasiado ese tema. Escribo porque me gusta, y hace años que estoy picando esa pelota. No tengo un proyecto de lo que quiero decir. Casi nunca. Hablo sola en mi casa (por ahora) y me digo y me desdigo. Pero nunca mis ensayos coinciden con el estreno. Creo que a medida que sigan pasando los años seguiré perdiendo filtros y diciendo cada vez con menos culpa lo que se me cruce por la mente. Veremos.

Cuando empecé a pensar en este blog, hace unos días, lo primero en lo que pensé fue en los sifones de vidrio que habían quedado en mi heladera. Es que estaba de vacaciones, en la playa, era de noche y trataba de dormirme a pesar de los ronquidos de Náhuat, una de las perritas de mi mamá. Se ve que eso me produjo sed, aunque no recuerdo esa sensación en aquel momento. Y fue entonces que pensé el primer título: "Mi amigo el sifón". Es que, ¿hay algo más placentero que tomar soda fresca del sifón de vidrio durante la noche? El camino que une mi cama a la heladera es una "S" (o una "Z", no sé) que hago automáticamente en busca de ese placer. Maravilloso momento. Porque luego siguen unas horas de descanso: qué lindo volver a la cama sabiendo que se puede seguir durmiendo...

¿Intrascendente, no? Es coherente: desde hace un tiempo estoy descubriendo la riqueza de lo intrascendente. O no tan intrascendente, porque, insisto: el sifón es mi amigo.

¡Gracias, Ivess!

* "Liñitas" no existe en el diccionario, pero no encuentro mejor forma de escribir esta palabra, así que...