sábado, 25 de mayo de 2013

Solcito


Al final no es tan difícil ver debajo del agua. ¿Por qué será? Y yo que creía que eras un hombre del aire. No. No eras.

Ayer empecé a caminar y, sin darme cuenta, llegué a un lugar que ya conocía pero no. No estaba drogada, ni alcoholizada, ni nada de eso. Era yo, como siempre, más que siempre.

Me quería sacar este piloto mojado que filtra agua, ácido, hielo. Me lo saqué. No me gusta. No me abriga. Lo tiro.

Creo que ya pude abrir una puerta nueva. Es chiquita, muy chiquita: ni agachándome paso... No importa: me arrastro, me hago bien finita y la atravieso. Hay un solcito. Voy por ahí.

Otra vez me faltó una pieza del rompecabezas. Es mi karma, es mi arma, es mi alma... ¿es mi calma? Si no concluyo, reciclo. Y si reciclo, reinvento. Me reinvento. Me reviento. Y vuelvo a empezar.  

Viento, dile a la lluvia, que quiero volar y volar...

Hay un solcito. Voy por ahí. Un veranito en el medio del frío. Ya puedo ser feliz otra vez. Como cuando ves la tierra desde un avión y parece todo tan infinito. Otros mundos en este mundo. Tanto para explorar.

Un rompecabezas incompleto. Y esa obsesión por entender.

Hay un solicto. Voy por ahí.