lunes, 30 de mayo de 2011

Una chica Palmer


 –"Parecés una chica Palmer"– me dijo. ¡Puf! Creo que fue el clímax de mi autoestima. Guardo ese piropo como el más halagüeño que he recibido en toda mi vida. Recordarán a Robert Palmer, ¿no? Y si no, gugléenlo: sus videos ochentosos estaban llenos de esas chicas especiales, largas, coloreadas en flúo. Tal vez fue en esa época que adopté el rodete como mi peinado oficial. Claro, también escuchábamos a Duran Duran pero, aunque la música me gustaba mucho, Simon Lebon no me inspiraba... En cambio Robert... ¡Ay, los Roberts! ¡De Niro: otro! Redford, no: muy rubio, muy bonito. No, no... ¿Será por eso que un Roberto fue mi analista durante seis años? Me ayudó mucho, pero no desde el glamour, claro... Para mi ir a terapia era como subir al escenario, desnuda y sin depilar, y con un solo espectador. Y encima, ¡sin verle la cara! Definitivamente opuesto al glamour de Robert Palmer. Tal vez la "o" al final de Roberto es la que cambia la cosa... Porque, decime: ¿se te ocurre algún "Roberto" sexy? Habrá, seguro... Pappo tenía lo suyo. Claro que nadie lo llamaba "Roberto"... Y cuando empezó a pintarse el pelo perdió un poco de sex-appeal... ¿Y Sandro? Ése sí que era el Dios del Sexo Nacional. ¿Vos viste sus fotos de joven? Pero, fijate: ¡nadie lo recuerda como "Roberto"! Lo fui a ver al Gran Rex hace muchos años: ya estaba grande, panzón, canoso. Sin embargo nunca vi a un artista en el escenario que provocara semejante efecto en sus fans. Viejas, jovenes, chetas, de barrio, TODAS estaban embelesadas con él. Sandro lograba lo que cada vez se percibe más difícil en esta sociedad: que todas fueran iguales, que todas fueran sus "nenas" enamoradas perdidamente, unidas en un orgasmo colectivo. Y confieso que yo, que fui a acompañar a una amiga y sin ninguna expectativa, caí bajo su hechizo durante un par de horas.

"Tengo,
un mundo de sensaciones,
un mundo de vibraciones,
que te quiero regalaaarrrrr..."

Gracias, Robertos.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Negro (dedicado a mi primo Alejo)





negro: (Del lat. niger, nigri). 1. adj. Se dice del aspecto de un cuerpo cuya superficie no refleja ninguna radiación visible.


¡Minga! Habrá que ver de qué "negro" estamos hablando, ¿no? Interesante esto de buscar las palabras en el diccionario. Porque según la Real Academia Española tienen un significado que muchas veces no coincide con la imagen que se nos proyecta en la cabeza cuando las pensamos. A mi "negro", así, sin contexto, me suena a alguien querido. También existe la lamentable "acepción" de "negro de m..." tan espantosamente utilizada. Y peor cuando se acota: "negro de cabeza, no de piel...". ¡Ayyyyy!


Un rubio noviete que tuve decía que el racismo existe porque los blancos envidian a los negros. Yo coincido. Muchas veces son los mejores cantantes, los mejores deportistas, los que tienen mejores físicos, y –las que saben– dicen que los mejores amantes. Y sí: más de un ario se habrá sentido amenazado. E inventaron eso de que la belleza pasa por ser rubio-de-ojos-celestes... La belleza es algo tan amplio, ¿no? Tan relativo... Y con una gran cara y un gran cuerpo conteniendo un corazón maloliente... mmm... Yo, paso...


Pero saltando a otra rama (como suelo hacer), qué lindo sería un mundo sin racismo, sin xenofobia, sin antisemitas. Un mundo sin soberbios, bah. Sin unos creyéndose superiores a los otros. Yo creo que ésa es la base de todos los problemas de este planeta.


En fin, Negro. Gracias por el impulso. Es como si estuviera en una hamaca que a veces se queda quieta y vos venís y ¡zuuum, arriba Mariana!


No se me ocurre nada para cerrar esta entrada. Nunca fui buena para tirarme de la hamaca en movimiento. Hasta la próxima.