lunes, 23 de diciembre de 2013

Paz


Si pensás que la vida debería ser más fácil, creo que estás equivocado. Lo fácil no se dimensiona, no se valora, pasa por vos sin dejar huella. Sin dificultad no existiría la liviandad. Y no es la conclusión de una mente torturada. Pensalo.

Nos va muy bien, nos va muy mal, reímos a carcajadas, lloramos a mares... Nos dejamos empujar, nos dejamos abrazar. Vamos contra viento y marea y luego nos lleva la corriente. Así de contradictorios, así de maravillosos. Creo que hay una sola cosa que deberíamos poder conservar intacta: la paz. Pero la paz en el sentido más esencial. 

La primera acepción a la palabra "paz" en el Diccionario de la Real Academia Española es: "Situación y relación mutua de quienes no están en guerra". No estés en guerra. Te deseo justamente eso para estas Fiestas. Para toda tu vida. Para empezar el año. Para lo que sea. 

Salud, amor y –si no te vuelve mezquino, soberbio, insensible– dinero.

¡Feliz Navidad!
¡Feliz Año Nuevo!

sábado, 30 de noviembre de 2013

Me harías tanto bien si existieras


Miro para un lado. Miro para el otro. Nada por aquí, nada por allá... Creo que hasta escucho grillos. Así que, subo por la escalerita del tobogán y... ¡me voy a tirar! Pero es un tobogán tan largo, tan largo que quién sabe dónde terminará. No sé: si cuando llego al final no hay nada, pico en la cama elástica y subo otra vez. Y subo... Y subo... Llego al cielo un ratito para darte un abrazo, papá: ¡estás cantando! Y, claro: a vos también te doy un abrazo, chabón tiburón... ¡cuando termines de bailar!

El otro día te vi: usabas saco y estabas vestido de negro. Sonreías, como siempre. De fondo, un cielo azul, sin nubes y unas sierras. Y estabas rodeado de flores lilas, del color del jacarandá. Te veo casi siempre que me voy de mí, te doy un abrazo y vuelvo.

¿Cómo sigue la vida? Necesito... No, no quiero escribirlo acá. Yo sé. Me voy a frotar la piel hasta brillar, o hasta volverme casi transparente para que se vea mi alma. Ya no quiero hablar. Quiero hacer. Hacer más. Hasta flotar.

Tengo un nudo en el pecho. Es la incertidumbre. Pienso en verde y se diluye. Ya no busco esperanza. Los tomatitos crecen, las frutillas y la radicheta también. Me llegó "El Principito", y eso que Saint-Exupéry se subió a su avión y nunca más se supo de él... Deseo volver a ponerme mis alas, desplegarlas y despegar (qué maldita costumbre de prestarlas y que me las rompan... las alas...).

Roto, roto, chinche-poroto.
Sano, sano, chinche-gusano.

Me harías tanto bien si existieras.

lunes, 28 de octubre de 2013

Un velerito


En blanco. Me dejaste en blanco, amigo. Andando despacito. "Si no canto lo que siento..."... ¿Sabés que en estos días solo recuerdo los momentos en los que te tentabas de la risa? Y me das alegría en medio de esta tristeza... Y además escucho en algún susurro, por ahí, que de nada sirve parar. Claro. ¿Justo vos, topadora humana, "chabón tiburón"? Cuántas veces nos reímos juntos. Un rejunte de irónicos, ácidos como los caramelos Suchard... (que estaban envueltos con colores brillantes).

¿Hay 2x4 en el cielo? ¿Y las minusas? ¿Qué tal están? No seas tan severo, ¿eh? Dejáselas pasar. Todos sabemos que sos un paquete de amor, un poco enojado, muy vehemente... Alguien me dijo el otro día que parecíamos hermanos en una foto... Y sí: algo de eso hay.

Yo creo que en algún lugar nos vamos a encontrar. De verdad. Y no es un consuelo tonto. Es el amor que perdura.

Y ahora me subo a la escalerita y me tiro por el tobogán. Vientito en la cara y allá lejos, el mar. En el horizonte un velerito, chiquito, chiquito que avanza, de izquierda a derecha. Despacito. No lo pierdo de vista ni un segundo. Me puse los anteojos para verlo mejor. Por momentos parece que ya no está pero... ¡zas! ¡Ahí está! A lo mejor, si nado fuerte, lo alcanzo antes de que desaparezca. No: no va a desaparecer, porque el horizonte es infinito y el recuerdo que tengo de vos, también.

Voy a extrañar tu abrazo fuerte. Pero ya mismo lo declaro eterno, para que nunca me faltes.

Te quiero, amigo.

("Blue in Green").

sábado, 21 de septiembre de 2013

Flores (y punto)


Demasiado silencio. Demasiado cuidado. Toneladas de lenguas mordidas. Para callar. Para no ofender. Para ser "lo que hay que ser". Se acabó. Hace rato. Y hoy, es otra vez primavera. Las flores nunca se callan: se abren cuando llega su tiempo, perfuman, adornan. Embellecen. Luego, se marchitan. Y mueren. Pero mueren para transformarse en fruto, en semilla. Y así, renacen. Está claro: hay que morir y renacer, morir y renacer, morir y renacer... Hasta morir (y, tal vez, renacer. Yo no sé).

Ser flor, duele. Ser dolor... aburre. "Ser" es profundo. También es un yogur. Depende desde dónde se lo mire. Como las flores. O Las Flores. O Lola Flores. O "Flores Lola". O vivís en Flores.

Desacartonate, querés. Ya sé que no existe. Justamente. Eso es "desacartonarse": ser o no ser. ¿Te suena? Lo dijo Hamlet. O Jámlet. O como quieras. Veo tantas "o" en este texto que de repente parece que estuviera lleno de agujeros. Falló el antipolillas. Es que el veneno mata a la polilla y también al que aprieta el aerosol... Pensalo.

Estoy paveando. Es la primavera. Yo voy a comprar flores en maceta. Y voy a completar mi balcón. Y, de paso, voy a volverme planta. Si el verde me encanta y me queda bien. ¿Cuál es el problema?

Ya sé que eso de "renacer" en primavera es un cliché. O un clisé. O un "chiclet"... PSSSSSSSSSSSSSS: matapolillas... ... ... Los agujeros. ¿Ves? Te intoxicaste al cuete y siguen apareciendo las polillas. Mejor volvete planta y ya no uses sweater. Y no hay más agujeros, ni matapolillas. Y a lo mejor, te transformás en flor. Y volvemos al comienzo de este texto. Y así. Primavera, verano, otoño, invierno y... ¡Primavera!

Es que fuimos a ver a Yayoi Kusama: no me pegué los puntos de colores en la cara, pero parece que algo de sus obsesión quedó en mí.

Y... qué sueño. Punto. Punto. Punto. (Sacate eso de la cara, por favor). Punto.

sábado, 31 de agosto de 2013

La mosca porteña


Agosto. Angosto. Muy angosto. Ya te vas. Mejor. Necesito aire, necesito mar. También un abrazo muy fuerte que me haga soñar. Y creer. Descreo un poco. Y siempre tuve tanta fe...

Más flexible. Mucho más flexible. ¿No se nota? Pero sí. Fijate cómo puedo inclinarme sin romperme. Al viento fuerte, cara de moto. Al temporal le grito: ¿querés tronar? Yo tengo una buena voz. Y me hago escuchar. ¿No te gusta? A mí, sí.

Ay. Me tuve lástima y me fui de boca al piso. Literalmente. Me pegué una piña. Por malcriada. Por ñañañaña. No te mires con pena. Ese es un lugar que no te va. Sabés que naciste con suerte. Que la comida nunca te va a faltar. ¿Con qué cara vas a mirar al que duerme en tu calle? Andá, papafrita, andá.

Hay una especie de mosca en mi cabeza que no sabe muy bien dónde se va a posar. Vuela, vuela, vuela. Y como ve que con su trayecto puede dibujar... ¿para qué va a parar? ¿Para que la aplasten contra el piso? Mejor seguir dibujando margaritas y luego deshojarlas, y luego transformarlas, y luego...

El amor es un momento. Como esa mirada que encontré hoy en YouTube. Un instante de emoción y de recuerdos. Puedo seguir tecleando toda mi vida: no habrá palabras que me permitan describir lo que esa mirada expresa. Me lo dijo Fabia. Me lo dijo YouTube. Yo lo intuía.

Chau, agosto. Algo me trajiste, algo me dejaste, algo me quitaste. Como cada día. Como cada hora. Y el domingo, con septiembre, llegará una historia nueva, una azul, una usada, una prestada.

Éxito. Éxito. Éxito.
(Te extraño, papá.)

Y Malena: cantabas un tango desafinado. Pero tu corazón era tan grande que no importó.
Que sueñes con los angelitos.

lunes, 29 de julio de 2013

I Wish


Pongo play. Y suena Stevie. Justo estaba pensando que necesito una catapulta. Sí, una catapulta que me saque de esta meseta que me sostiene, pero no me impulsa. Y tantas veces me imaginé volando, dando vueltas en el aire, cerca del sol. Yo soy esa. Pero a veces no me sale. Y mirá que le pongo garra, ¿eh? Me imagino carreteando, tomando envión... Pero algún vendaval me obliga a suspender el vuelo. Vuelvo, de capa caída, al principio de la pista. Me compongo, me plancho las alas, así nomás, con la mano y... ¡dale otra vez! Voy haciendo salticado, como en el patio del Normal. Y cuando logro despegar... Guau... Ni puedo describirte lo que se ve. Ahí está mi error: insistir en mostrar lo que algunos no pueden ver. No quieren. Antiparras flojas. Además, ¿para qué te hacés la docente si ni siquiera te gusta enseñar?

Pará: adelanto. Este tema es muy suave. Y necesito un poco de ritmo... Lo siento por quienes no lo tienen: yo lo heredé, lo aprecio, lo disfruto. Tanto. Justo: "I Wish". Qué más... A ver... Mmmm: la letra habla de los días que añorás. Yo voy por lo que vendrá. Pero, bailo igual: ritmo, ritmo, ritmo...

Pausa: no puedo bailar y escribir. No puedo escribir y razonar. No quiero pensar. Quiero escribir. Y que los dedos vayan más rápido que mi cabeza. Y que los sueños sean mucho más fuertes que mi pesimismo... que no está. No tengo días pesimistas. A pesar de todos los que insisten en quejarse una y otra vez en el tango eterno de este país al que adoro.

Me saco la escarapela. Me saco la escafandra. Tengo mucho que escribir. Mucho que soñar. Y haré, ya verás. Capricornio anda lento. Muy lento. Pero, llegará.

Y mientras mis vecinos juegan al idioma Morse con un martillo que golpea no sé qué, termino mi catarsis de hoy. Mi catapulta está lista. Y la pinté de verde, porque me gusta.

lunes, 24 de junio de 2013

Zigzag


Optimismo. Óptica. Ver. Observar. Creer. Creer para ver. Zigzagueando. Así voy. Y no bebí. Zigzagueo para encontrar. A veces hay. Otras no. Ya sé nadar. Ahora, volaré... (Pretencioso, tal vez).

Carreteo y no levanto. No, no: no soy ave. Soy mujer. Y a veces me olvido de abrir el paracaídas. Y ahora me aburro de extrañarte. Otra vez: Wonder Woman. No extrañes lo que no es, lo que no fue.

La, la, la. Larí, larí, lará. Qué podrida me tenés. Qué podrida te tenés. Me aburrí de mí. Mejor mirar la luna enorme de hoy y hacer de cuenta que realmente se pueden contar ovejitas para dormir.

¿Que me gusta estar sola? Sí, me gusta. No me asusto de mí. Me conozco. No me miento. Cuento conmigo. ¿Que si querría que estés? ¡Pero claro! ¿Quién puede despreciar la oportunidad de compartir, de amar? Eso sí: sumemos. Para restar... Para lidiar... No, gracias. El "plan perfecto" no existe. Y las princesas tienen vidas tristes. La fama es puro cuento.

Si tuviera un ábaco contaría. Pero no tengo. Ya ni los chinos tienen. Antes sí.

¿Sos fuerte? No tanto. Claro. Algunas veces. ¿Sos lo que parecés? ¡Temón! Hitazo. El "Yesterday" de tu vida. De tu ahora. De tu ayer. No hace falta tanto tango para sincerarse. Pero, sincerate. ¿No te aburre actuar?

Un licuado de cerebro, corazón y fastidio.

Como decía Clotilde, "Y San se acabó".

sábado, 25 de mayo de 2013

Solcito


Al final no es tan difícil ver debajo del agua. ¿Por qué será? Y yo que creía que eras un hombre del aire. No. No eras.

Ayer empecé a caminar y, sin darme cuenta, llegué a un lugar que ya conocía pero no. No estaba drogada, ni alcoholizada, ni nada de eso. Era yo, como siempre, más que siempre.

Me quería sacar este piloto mojado que filtra agua, ácido, hielo. Me lo saqué. No me gusta. No me abriga. Lo tiro.

Creo que ya pude abrir una puerta nueva. Es chiquita, muy chiquita: ni agachándome paso... No importa: me arrastro, me hago bien finita y la atravieso. Hay un solcito. Voy por ahí.

Otra vez me faltó una pieza del rompecabezas. Es mi karma, es mi arma, es mi alma... ¿es mi calma? Si no concluyo, reciclo. Y si reciclo, reinvento. Me reinvento. Me reviento. Y vuelvo a empezar.  

Viento, dile a la lluvia, que quiero volar y volar...

Hay un solcito. Voy por ahí. Un veranito en el medio del frío. Ya puedo ser feliz otra vez. Como cuando ves la tierra desde un avión y parece todo tan infinito. Otros mundos en este mundo. Tanto para explorar.

Un rompecabezas incompleto. Y esa obsesión por entender.

Hay un solicto. Voy por ahí.

sábado, 6 de abril de 2013

Alas


Estaba pensando en que tal vez la clave esté en dejar de pensar. Y hace rato que mi más yóguica amiga me insiste con el tema... Si pudiera... Me irritan los ruidos, pero más me irrita quien no quiere escuchar. Escuchar, oír, conversar. No grites: estoy acá. Conectémonos. Hay sol. Siempre que quieras, hay sol.

No sé muy bien hacia dónde va este texto. No sé muy bien hacia dónde voy yo. Pero me siento mejor. Sospecho (sé) que se me reforzaron las alas. Estoy un poco más cansada, pero vuelo mucho mejor. Debe ser la natación. Vos no me enseñaste: yo aprendí. Sí: dura, muy dura. ¿Y qué querés? No hay pito que te venga bien... ¿Se puede ser dura y blanda, firme y suave, loca y cuerda? Sí, se puede.

Ya no me obligo. Ni a escribir. Ni a adorarte. Ni. Niní. Niní Marshall: gracias por hacerme reír.

...

¿Y cómo sigo? Por la vereda. Y si hay un pozo, lo salto. Y si hay un charco, me mojo. Y si bajo a la calle miro bien que no venga un camión: "Un, dos, tres, cuatro, camine derecho no tuerza los tacos. Un, dos, tres, camine derecho no tuerza los pies".

A la deriva y sin barco. A salvo. A flote.

Iba a cerrar acá. Pero algo me queda por decir: yo amo vivir. Me entreno para no quejarme. A veces soy ácida como un caramelo Suchard y otras blanda como un Sugus. Y no creo que haga falta gritar para hacerse entender. Si me das tiempo, yo llego. Voy despacio. No me apures.

¿Como que tiré los porotos y cayeron así, no?

Au revoir. À tout à l'heure.

domingo, 24 de febrero de 2013

Enredo


Esquivo, esquivo, esquivo. Entro. No veo. Salgo. ¡Pero si sé que hay! Vuelvo a entrar. No veo. ¿Palpo? Sí, palpo. A tientas. Ando a tientas. Me parece que así es nomás: si no ves, palpás y si no, adivinás. O te la jugás. ¿Qué puede pasar? ¿Que pierdas? ¿Y qué podés perder? ¿Las llaves? ¿Las llaves de qué? No, no, no. No confíes en las cerraduras. Las puertas importantes no tienen cerraduras. Se abren con palabras. Palabras mágicas: sinsalabín, abracadabra... Sana, sana, colita de rana...

Y tampoco. Nadie sabe a ciencia cierta cómo hacer para abrir la puerta que le permita entrar dentro de sí. No es ciencia. Es... ¿Intuición? ¿Amor? ¿Rock 'n roll? Sí, tal vez: roca y rollo. O piedras rodando. ¿Canto rodado? ¿Canto y me enredo? Si yo canto me desenredo. Canto para eso: para no pensar. O pienso cantando. Mejor sólo canto. Y ruedo.

Si mi amor es trabalenguas y mi lengua no se traba, vamos bien. Sol bien blanco, ojos puros... Vamos bien. Y se va haciendo letra de canción. Se me va abriendo el alma mientras dejo de toser.

Me dejo en paz. Un ratito me dejo en paz. Hago la cobra, miro al cielo y los brazos cada vez más fuertes me sostienen. Estoy reptando, pero miro al cielo. Hay luz. Sol bien blanco, ojos puros. Miro al cielo. Y si hay techo, igual miro al cielo. Y si hay alma, igual miro al cielo. Y mi cielo es el de todos. Y a veces, sos vos. Y otras, no.

A tientas.

Si sos red, sosteneme. Si no, no sos.

viernes, 1 de febrero de 2013

Un mantra inútil


Me rodea, como el Trópico de Capricornio al planeta. ¿O me atraviesa? Trópico por el calor, Capricornio por la perseverancia. ¿Será por eso que enseguida tengo frío? Cuántos disparates. Debía arrancar en enero, y hace 23 minutos que ya es febrero... Será que no quise arrancar en un mes en el que se supone que HAY que arrancar. Tanto deber... Tanto TOC... Ya no quiero. Ayer fui a escuchar música. "Yo siempre hago lo que me gusta", dijo el contrabajista. Esos sujetos siempre me enseñan algo nuevo, siempre me aleccionan, me sorprenden. A veces me atraviesan, como el trópico.

...

Entonces, empiezo en febrero. Con FE... (¿O con fiebre?). Ya van 31 minutos y me siento bien: no creo que pase de 36º5.

...

No soy buena esquiadora. Siempre me produjo miedo lanzarme en pendiente y depender de mí para llegar sana a la base. A pesar de todo eso, he aprendido a deslizarme bastante bien y aún a tomar velocidad, a riesgo de lastimarme. Ahora hace mucho calor, pero yo voy a todo lo que da: debo haber superado alguna barrera porque ando por ahí, más allá del miedo. Me animé a expulsar (¿a expulsarte?). Me alivia, aunque me duele el estómago de vez en cuando. Y como en esas películas que muestran el paso del día a la noche y luego nuevamente al sol, voy. Me deslizo, corro, me caigo, nado, floto, me hundo, me golpeo, me hago un curso de autosanación. Soy mi gurú, soy mi patín. Pisa, pisuela... Me resbalé... Tengo un chichón. Me río cuando puedo y dejo los ojos bien abiertos para poder llorar.

Este ejercicio número 1 del año 13, comenzando en el mes 2. Qué engrudo. Como el que preparaba en casa de doña Gracielita y don Celso, sobre la calle Centenera, al lado del almacén de Fito. Mezclaba harina, agua, zanahorias... Creo que a veces zapallitos. Todo crudo pero decorado y presentado en una ensaladera de plástico, color verde. Qué sabía yo en ese entonces. No podía imaginar de qué se trataba el trópico. Ni Capricornio. Ni vos. Mucho menos yo.

Detesto que las canillas goteen. Es un desperdicio. Un mantra inútil. Tal vez por eso me cuesta llorar. ¿Un desperdicio? Un mantra útil.

Ya son y 43. 20 minutos. Es suficiente.

Trópico. Capricornio. Patín. Engrudo. Y mi primer "no deber ser" del año 13. Antes de que comience el Año de la Serpiente.

(¡Y a mí qué!)