lunes, 29 de junio de 2015

Postdata


Me olvidaba de decirte que las cosas no han salido siempre como yo deseaba, pero que insisto en sentirme feliz a pesar de todo. Soy valiente, me levanto una y otra vez y vuelvo a avanzar... ¿Valiente o cabeza dura? No sé, no importa mientras me ayude a salir a flote. Qué obstinada y obtusa necesidad de ponerle a todo un rótulo, como si eso ayudara a encontrar armonía. Ridículo. Si tenés el placard demasiado acomodado, si tu casa parece una maqueta, si cada uno de tus cabellos ocupa siempre el mismo lugar... puf, estás frito.

Estuve pensando hace un rato en que las postdatas ya no existen. El WhatsApp no las necesita... Mucho menos el Facebook o el Twitter. Ni hablar de Instagram. Y se me habían ocurrido algunos cuestionamientos mucho más interesantes, pero después me tomé una sopa de verduras con arroz y me olvidé... Ah, sí: quería que supieras que... ¿Qué? Que me encanta la sopa de verduras con arroz, siempre y cuando haya queso.

Mi vecina de arriba parece livianita. Pero pisa cual elefante. Me temo que cuando entra a su departamento se transforma en una especie de alien. Un alien que se ducha, eso sí. Y de cuando en cuando hace el amor. Bah, no sé si es amor o solo sexo. Y además, no me importa.

No entendés mis incongruencias. Me alegro. Eso me hace sentir viva y entusiasta: me falta madurar. Madurar. La primera acepción que da el Diccionario de la Real Academia Española a esta palabra es "dar sazón a los frutos". Bien. Yo soy "sosa", sin sazón, inmadura. Sosa Con Sal es un intento de madurar, ¿entendés? Pero solo un intento. Otra acepción a la palabra "madurar" es "adquirir pleno desarrollo físico e intelectual"... Eso es imposible. Soy Sosa.

P.D.: Con sal.