domingo, 3 de junio de 2012

Ochentoso


Salty bland, sería. O por ahí, ¿entendés? "Sosa con sal". Es decir que yo me llamaría Marianne Bland. Menos mal que nací en Argentina... Claro: si ya de entrada te etiquetan de "blanda"... ¿cómo encarás la vida? Bué, como cuando te viene el Sosa en la libreta: con sal.

Pero venía pensando que a los penales no. Injusto. ¿No existe otra manera de definir? Este texto no tiene rumbo. Y si entramos en la filosofía barata (y en chancletas, encima) más que rumbo nos vamos directo al fondo.

Ruuuuummmmmmmmmmmmmm... Una moto. Silencio. En el fondo se escucha la radio del vecino de arriba. Creo que está viendo el partido, porque de golpe grita como loco. Todavía no entiendo para quién hincha. El partido está 0 a 0.

Paré de tipear un rato. Atendí el teléfono: una encuesta que no voy a contestar. Es domingo. ¿Hay algo más deprimente que responder una encuesta telefónica un domingo a las 20:40? Dicen las estadísticas que hay mucho suicida dominguero. Yo no entiendo bien por qué. No es para tanto. Buen fin y mejor principio.

Nada. 

(He llegado hasta tu casa
Yo no sé cómo he podido
Si me han dicho que no estás, que ya nunca volverás
Si me han dicho que te has ido)

Estoy probando el experimento de ponerme a escribir cuando no se me ocurre nada que decir. De hecho, estaba quitándoles las hombreras a un tapado ochentoso que intento modificar y, como la costura no es mi fuerte, lo dejé por la mitad. Si me lo pongo así voy a parecer media chica Palmer. O cero. O nada. (Seguimos 0-0).

Mejor no lo leas. Por favor, no lo leas.

¡A los penales, no!
¡A los penales, no!

(El partido tenía un claro destino de cero, dijo el relator...)