domingo, 13 de mayo de 2012

Desprolijo (sucio, no)

Ta, te, ti
Suerte para...

Me pongo a escribir. Escritura de domingo (medio fulero... ¿Rulero? ¡Cero! ¿Agujero?...).

No, no, no... Cambiame el switch. Subí. Primero, prendé la luz (es que ya se hizo de noche). ¿Ves las escaleras? Unas para arriba, otras para abajo. Elegís. El esfuerzo es casi el mismo. Aunque subir cansa un poco más, el aire se renueva y después te sentís mejor. O no, pero subiste. Y si bajás, viste cómo es: sótano, humedad y en el peor de los casos ratas... Puaj.

Apeten-cem-bem
Tucumán-len-ci
Amamá-gu-rí...

Se me mezclan los juegos del recreo en el Normal 4. Patio amplio y un ombú. Paredes grises, mucho cielo, poco sol. ¿Recuerdo bien? Jardín de Infantes, el olor del mate cocido con leche en las tacitas de plástico. Yo usaba una canastita redonda, con tapa. Medias tres cuartos, delantal a cuadrillé celeste y luego marrón.

Si estás leyendo, no vas a entender. Porque no hay nada especial que decir. Solo recuerdo cosas y las escribo. Desprolijo, desordenado, vital, como las macetas en mi balcón. Flores lindas, flores secas, cactus, piedras, cielos y el tender con la ropa secándose. Mezcla de orden y desorden. Me gusta así.

¿Y cómo es tu mundo? El mío... Zapatos, sillón, mesa china, monitor, biblioteca. Boina, el chambergo de Manuel y el jueguito de té de Clotilde. Imanes, fotos, luz. Papel, música. Cielo de día con plantas, cielo de noche con luna o con ventanitas amarillitas que se prenden y se apagan. Cocina patito, fea pero linda. Baño oscuro, muy muy blue. Y los colores asomándose siempre que pueden, como en mi corazón. En el dormitorio hay cama, cajas, libro, velas, despertador, foto, foto, fotito y Dios. Y México, China y yo, claro.

Pisa, pisuela color de ciruela
Vía, vía, va este tren
No hay de menta ni de rosa
Para mi querida esposa
Que se llama Doña Rosa
Y que vive en...


(Sol, Do)