sábado, 6 de abril de 2013

Alas


Estaba pensando en que tal vez la clave esté en dejar de pensar. Y hace rato que mi más yóguica amiga me insiste con el tema... Si pudiera... Me irritan los ruidos, pero más me irrita quien no quiere escuchar. Escuchar, oír, conversar. No grites: estoy acá. Conectémonos. Hay sol. Siempre que quieras, hay sol.

No sé muy bien hacia dónde va este texto. No sé muy bien hacia dónde voy yo. Pero me siento mejor. Sospecho (sé) que se me reforzaron las alas. Estoy un poco más cansada, pero vuelo mucho mejor. Debe ser la natación. Vos no me enseñaste: yo aprendí. Sí: dura, muy dura. ¿Y qué querés? No hay pito que te venga bien... ¿Se puede ser dura y blanda, firme y suave, loca y cuerda? Sí, se puede.

Ya no me obligo. Ni a escribir. Ni a adorarte. Ni. Niní. Niní Marshall: gracias por hacerme reír.

...

¿Y cómo sigo? Por la vereda. Y si hay un pozo, lo salto. Y si hay un charco, me mojo. Y si bajo a la calle miro bien que no venga un camión: "Un, dos, tres, cuatro, camine derecho no tuerza los tacos. Un, dos, tres, camine derecho no tuerza los pies".

A la deriva y sin barco. A salvo. A flote.

Iba a cerrar acá. Pero algo me queda por decir: yo amo vivir. Me entreno para no quejarme. A veces soy ácida como un caramelo Suchard y otras blanda como un Sugus. Y no creo que haga falta gritar para hacerse entender. Si me das tiempo, yo llego. Voy despacio. No me apures.

¿Como que tiré los porotos y cayeron así, no?

Au revoir. À tout à l'heure.