El nudo del ego en el estómago. No. No quiero. No me lo merezco. Tengo todo lo que tengo que tener. El amor existe: yo lo sé. Y brilla. Y es transparente. Pero cambia de color. Algunas veces es azul, otras verde... Y a veces tan transparente que no se ve. El color ideal. Un arrorró. Soñar no alcanza: vivir, sí.
¿Y si un día empiezo a volar? Hace tiempo que sueño con dar vueltas en el aire, cerca del sol. Y me lanzo hacia atrás, boca arriba, para no perder detalle. Y el nudo se deshace: el amor sostiene.
No dejo de soñar. Pero hago esta vez. No quietud. No más. ¡Con lo que me gusta caminar! Qué se yo cuántos caramelos quedan en mi bolsa cuadrillé celeste y blanca como la que llevaba al jardín de infantes del Normal 4...
¿Que qué es la felicidad? Uf, tantas cosas...