viernes, 19 de agosto de 2011

Si Confessore quiere...


Pienso que si dejo de escribir no sirve, Es que el frío me atrofia los dedos. A veces, también me atrofia el humor. Y en este momento siento que lentamente me voy deslizando en un culo-patín desde una montaña nevada hacia el sol. De a poquito la nieve desaparece y vuelve el calor. Calor de sol, calor de abrazo.

Nadar es una de mis mejores maneras de escucharme. Silencio intermitente al ritmo de las brazadas. Respiración. Mente enfocada y a la vez liberada. ¿A quién le importa? ¡A mi! Mis ojos perdieron foco, mi cabeza enfoca mejor. Envejecer es redistribuir las energías. Nada se pierde, todo se transforma.

¿Pecho o crol? Pecho es vista al frente, crol hacia un lado y hacia abajo... Y un poco al frente, porque si no te chocás con la pared. Llegás, pero lastimado. ¿Y cómo hacés para nadar espalda? A mi me desorienta mirar para arriba. Debe ser que mi Capricornio no me deja... Tanta tierra hay por aquí. Debería aprender a mirar hacia arriba. Sí. Definitivamente. ¡A nadar espalda!

Nunca fui una buena deportista. Mis hermanos, por el contrario, siempre han sido perseverantes y eficientes en ese aspecto. Una vez, cuando era chica, corrí una carrera de natación de no federados. Como solo yo –dentro de ese grupo– nadaba mariposa (con patada de pecho), fui la única participante. Me paré en el borde de la pileta y cuando sonó el ¡priiip!, me lancé al agua. Seguramente me dí un panzazo, porque recién aprendía a tirarme de cabeza. Nadé con mi mejor estilo "mariposa-con-patas-de-rana" y cuando terminé me aplaudieron, subí al primer lugar del podio y me dieron una medalla. Esa fue mi primera (y única) experiencia en lo que respecta a competencias deportivas. Ahora que lo escribo comprendo por qué nunca volví a interesarme en esas actividades: fue muy fácil y algo injusto recibir una medalla en esa oportunidad. Saturno no perdona.

Dibujar sí que era un placer para mi. Y, claro, de alguna manera eso se transformó en mi profesión. Recuerdo disfrutar mucho del olor de las acuarelas, del color de las pinturitas. Dibujaba al dentista, que me daba (y me da) miedo. Dibujaba aparatos que inventaba. Dibujaba y dibujaba...

Hoy la sal se me humedeció un poco.
Y bué... Mañana saldrá el sol, si Confessore quiere...